Guillermo Jiménez (1891-1967) es autor de un nuevo tipo de relatos breves, mundanos y sentimentales, entre los que se destacan Del pasado (1917, con prólogo de Enrique González Martínez), La de los ojos oblicuos (1919), La canción de la lluvia (1920) y Constanza (1921), homenaje a su madre; de un breve estudio sobre La danza en México (1932) y de una cordial estampa de su ciudad natal, Zapotlán (1933).